«Valiente», «desbordante», «hombre de carácter», «gran actor»… son sólo algunos de los calificativos que estos días se ha vertido en torno a la memoria del actor Pepe Sancho, fallecido el pasado domingo. Todo eso lo era. Y más. Nunca se asustó, nunca huyó el frente a frente, nunca renunció del trabajo de actor al que quiso llegar desde niño, siempre defendió su profesión y quienes verdaderamente la amaban. Quizás ese amor decidido por las bambalinas, por ser actor desde que tenía uso de razón, lo convirtió en un luchador, en un batallador de escena y palabra.
Y como muestra un botón: